LA NIÑA INTERIOR

16.03.2024

La niña interior es la estructura psicológica más vulnerable y sensible de nuestro "yo". Se forma fundamentalmente a partir de las experiencias, tanto positivas como negativas, que tenemos durante los primeros años de la infancia. 

Dependiendo del tipo de experiencias y de cómo las interiorizamos, la niña interior puede ser una "personita" alegre, optimista y sensible o por el contrario, alguien temerosa de la vida, enfurruñada e irascible ( No se trata de culpar a los padres de todas nuestras problemáticas, ellos nos han educado desde el amor, lo mejor que han podido. No debemos caer en la tentación de justificar nuestros problemas a través de la educación que nos han dado, como si no hubiera nada que hacer. 

Vengan de donde vengan nuestras dificultades, lo más sano será responsabilizarnos de ellas y pasar a la acción para construír actitudes más sanas y conscientes que vayan a favor de nuestro bienestar).Con el paso del tiempo, esta niña se va escondiendo en lo más profundo de nuestro ser pero sale a la luz en determinadas circunstancias, como por ejemplo, cuando necesitamos enfrentar un proyecto que demanda mucha imaginación o cuando revivimos un miedo que, como adultos, no debería atemorizarnos. 

La mayoría de las personas no se percatan de la existencia de esta niña interior, pero lo cierto es que en ocasiones es ella quien determina cómo respondemos ante determinadas circunstancias.No obstante, si no somos capaces de superar el impacto emocional de estas experiencias, es probable que se generen sentimientos de ira, frustración y tristeza que terminarán afectando a nuestra niña interior, quien deberá cargar con el peso de estos problemas irresueltos. Como podrás suponer, estos sentimientos negativos afloran una y otra vez determinando cómo reaccionamos ante la realidad.

Sanar a la niña interior es un camino de autodescubrimiento porque deberás regresar en el tiempo para descubrir cuáles han sido esos eventos negativos que aún no has podido superar desde el punto de vista emocional y que te mantienen atada al pasado. Cuando liberamos el dolor le ayudamos a nuestra niña interior a sanar y podemos mirar al futuro.

Acceder a esos recuerdos grabados en nuestra memoria emocional y sanarlos, nos permite cicatrizar las heridas del pasado. 

Ya sabes que una cicatriz es algo que nos recuerda que algo nos dolió, pero que YA no nos duele (presente, el aquí y el ahora)

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